La noche del 23 de junio es la más corta del año en el hemisferio norte. Aunque de origen pagano, esta celebración se ha ido cristianizando y muchas personas celebran con diferentes rituales la llegada del verano.
Algunos saltan sobre pequeñas hogueras que hacen cerca de la más grande, de la principal. Otros los observan tranquilamente mientras toman chocolate con bizcochos, ... Sea cual sea la razón, es una noche que reúne a mucha gente del pueblo en torno a la hoguera.
El calor que desprende te envuelve, te rodea. Las llamas inicialmente, susurran hasta que se hacen con el poder de todas las maderas y entonces gritan y se alzan majestuosas en la oscuridad. De vez en cuando, algún pequeño torbellino de llamas provocado por el viento y las llamas en si, se escapa y nos sorprende.
Es una noche mágica.
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